Los cambios tecnológicos que inciden en el desarrollo social de las infraestructuras agroenergéticas, generan beneficios que impactan a las pequeñas estructuras rurales y a las grandes empresas rurales y urbanas. Por esto, vale la pena evaluar los impactos sociales de los cultivos agroenergéticos.
Mejorar las infraestructuras tecnológicas de las centrales o ingenios azucareros y los productores de aceite de palma del país, tenderán a contar con procesos de buenas prácticas de manufactura, ligados a la seguridad del individuo y del entorno.
Transportes, puertos y comunicaciones en general, productos de la modernización agrícola, permitirán organizar un nuevo escenario social con una incidencia directa sobre el empleo y la seguridad laboral, regulada por el Estado, con beneficios en toda la pirámide del modelo agroenergetico.
La prestación de servicios y su consecuente impacto social con unos nuevos actores, favorecerán al sector de ingeniería, talleres e infraestructuras de mediano nivel. El jalonamiento que ejercen las macroestructuras conlleva a crear procesos más cualificados. Así, personas desapercibas, pueden jugar un papel fundamental en el sostenimiento de todo el engranaje de esta industria agroenergética en el país.
En las faenas agrícolas, los pequeños y medianos productores se formalizarán a través de la conectividad en el proceso agroindustrial y avizorarán horizontes, de alguna manera inalcanzables en el pasado, para acceder a créditos, educación, salud y seguridad alimentaria. Hacia estos derechos constitucionales es a donde esta nueva era agroagroenergetica, y sus grandes beneficios económicos, debe centrar sus esfuerzos de modernización.
Como consecuencia del gran impacto y cambio social, los campesinos que aun poseen parcelas agroculturales y de pan coger, deberán tener un estimulo de sus prácticas agroalimentarias.
Estos “oasis” se convertirán en estructuras ecosistémicas y darán seguridad alimentaria para las regiones de una gran escalada agroenergética.
El modelo entonces implicará un beneficio social . Tecnificarán sus cultivos conservando sus tierras de forma ecológica y venderán productos naturales, que amplían sus posibilidades de producción, impulsados a la innovación tecnológica junto a sus procesos agroculturales.
Mejorar las prácticas administrativas, en los productores de biomasas agroenergéticas, es fundamental en la sostenibilidad económica y social del proceso. Este aumentará la productividad y se traducirá en empleos sostenibles y formalizados.
Los nuevos sistemas agrarios tendrán que lograr una mayor eficiencia de trabajo, disminuirán los costos de producción y aumentarán la densidad de cultivo por unidad de área.
Los procesos agroenergéticos están directamente asociados a una actividad agroquímica, en los cuales si se empiezan a implementar desarrollos tecnológicos amigables al “trópico”, tendrán un papel fundamental que marcará la diferencia económica en la producción de biomasas agroenergéticas a escala mundial.